Un poema de José Landa*
Hay los anocheceres que duelen como agujas que lanza el infortunio. Hay también madrugadas que parecen no llegar a su fin, en este bosque frío
Hay los anocheceres que duelen como agujas que lanza el infortunio. Hay también madrugadas que parecen no llegar a su fin, en este bosque frío