La práctica cuentística de Agustín Monsreal es en esencia una elaboración continua de universos verbales.
Creador de estructuras narrativas que se deslizan a los ojos del lector como grandes muestras de tensión imaginativa, Monsreal, a la manera de Virgilio, recorre en Las terrazas del purgatorio los intersticios de la cotidianeidad humana para develar a través de sus historias los extremos y las contradicciones de la existencia.
El estilo de Monsreal es en realidad una pluralidad de estilos; lo mismo narra con ironía que penetra con agudeza y seriedad implacable la naturaleza de personajes complejos en su carácter de individualizaciones humanas.
Enseguida una exposición sintética de los principales recursos narrativos de Monsreal en Las terrazas del purgatorio.
Lenguaje coloquial que fluye rápidamente a lo largo de la narración gracias al empleo eficaz de los adjetivos.
Nada de lágrimas y mocos. Achica tantito la piedra de tu desdicha, ¿sí? Cualquiera te puede decir, para tu consuelo, para tu reconciliación con la cordura, que en estos menesteres tan huidizos y evanescentes nunca se sabe, la verdad, hay épocas de un furioso vigor y hay temporadas lacias, mustias, empobrecidas y estériles hasta decir basta.
Modificación de los adjetivos con el empleo abundante de adverbios.
Él que nos pegó por arriba, nos golpeó por abajo, por la izquierda, por la derecha, por el centro. Adelante y atrás. Muchamente. Emperradamente. Maniáticamente. El menos avieso nos despellejó, nos despulmonó, nos descalcificó.
Manejo adecuado de la oralidad de los personajes y de la narración.
Bueno, pues como ya dije y redije y te reitero en este preciso instante, sindudamente a esa pollita yo mero me la voy a desplumar, y tú bien sabes que cuando digo, digo y cumplo, si por eso soy quien soy…
Combinación de narrador y personajes en el flujo narrativo.
Doña Oriflama abre la puerta y los brazos del corazón bienvenidos a ésta su humilde morada pasen ustedes y nosotros damas y caballeros tomen asiento por favor, con blandura en las facciones, con fragancias de generosidad…
Narración basada en la contextualización psicológica de los personajes.
Santos decide un día empujar hasta el fondo de la memoria los múltiples recuerdos que lo acosan, para que no agudicen el desamparo de su duelo, para que no le entibien el corazón, para que no lo ablanden de lástima por sí mismo, y se dedica a pensar, a imaginar, a premeditar con lucidez y minuciosidad, con vanidad y aun con deleite las circunstancias, las variaciones, los pormenores de un porvenir riguroso e implacable.
Lenguaje elegante para construir narraciones ampulosas, pero cargadas de sentido.
Poco falta ya para que concluya el oscuro presente y se inicie el gozoso porvenir. Con el alba todo habrá terminado, y todo habrá de empezar. Tú, querido señor, te hallarás atisbando los méritos de la eternidad; yo, por fin estaré a las puertas de la gloria humana. Tu muerte será mi proeza mayor y la agradecida culminación de mis afanes…
Acerca del autor
- Macultepec, Tabasco (1975). Economista y escritor. Autor de "Bajo el signo del relámpago" (poesía), "Todo está escrito en otra parte" (poesía) y "Con daños y prejuicios" (relatos). Ha publicado poesía, ensayo y cuento en diferentes medios y suplementos culturales de circulación estatal y nacional.
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