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Entre 1903 y 1908, Rainer María Rilke (el célebre autor de los Sonetos a Orfeo y las Elegías de Duino) escribió una serie de cartas a Franz Xaver Kappus, un joven aspirante a poeta que previamente le había escrito pidiéndole opinión sobre algunos de sus poemas, y que con el transcurso de los años llegó a formar parte del ejército austrohúngaro.

Para esta entrada he querido incluir mis subrayados de la edición que leí de las diez cartas que forman el libro y cuyo prólogo afirma: «En estas cartas, el poeta, además de exponer con una claridad y belleza sin igual sus opiniones sobre la creación artística, plasmó igualmente sus ideas sobre temas trascendentes como el amor, la soledad, la muerte, lo sobrenatural, la tristeza y las dificultades de la vida, vertiendo en ellas toda la verdad y la profundidad de su sabiduría.»

Sobre el misterio de la vida.

Las cosas no son tan decibles y comprensibles como generalmente se nos quiere hacer creer. Casi todo lo que ocurre es inexpresable y se cumple en una región donde jamás ha hollado palabra alguna.

Sobre el sentido de vivir y la escritura.

Su vida, hasta en los momentos más indiferentes e insignificantes deberá ser un signo de esa necesidad [la de escribir]. Entonces, acérquese a la naturaleza. Intente expresar, como si fuera el primer hombre, lo que ve, lo que ama, lo que vive y lo que pierde. No escriba poemas de amor… si su vida cotidiana le parece bastante pobre, no la culpe, cúlpese usted de no ser lo bastante poeta como para no encontrar sus riquezas.

Sobre las respuestas de la vida.

No busque ahora respuestas, no se le pueden dar porque no las podrá vivir, y de eso se trata, de vivirlo todo. Por el momento, no viva sino sus preguntas.

Sobre el valor de la vida.

Casi todo lo serio es difícil, y todo es serio.

Sobre creación y espiritualidad.

También la creación espiritual proviene de lo físico.

Sobre la profundidad de todo.

No se deje engañar por las apariencias, en las profundidades todo es ley.

Sobre el artista y la obra de arte.

Una obra de arte es buena cuando nace de la necesidad…El creador debe ser todo un universo para sí mismo, y encontrar todo en sí, y en el fragmento de la naturaleza al que se ha incorporado

Sobre la paciencia del creador.

Ser artista es no contar, madurar como el árbol que no apura su sabia, y se yergue confiado entre las tormentas de la primavera, sin la angustia de que no vaya a llegar el verano. Sin embargo llega, pero solamente para los que tienen paciencia y viven despreocupados y tranquilos, como si ante ellos se extendiera la eternidad…La paciencia lo es todo.

Sobre la soledad.

…ame su soledad, soporte el dolor que le ocasiona, y que el sonido de su queja sea bello.

Sobre el amor.

El amor de un ser humano por otro, es posiblemente la prueba más difícil para cada uno de nosotros.