Las cinco estaciones del amor, de João Almino.

La historia de Las cinco estaciones del amor (la novela es parte de una trilogía  integrada también por Samba-enredo e Ideas para dónde pasar el fin del mundo) del brasileño João Almino no es tan sencilla como en principio podría parecer.

Una cincuentona divorciada recibe una carta de un viejo amigo por la que la invita a reencontrarse con “los inútiles”, viejos amigos de ambos, con motivo de la llegada del nuevo milenio. A partir de allí se detona una trama que discurre en torno a algunas realidades de la moderna ciudad de Brasilia, mezcla abigarrada de contrastes humanos.

El amor, la soledad, el sexo, la moral, son parte de esta novela que combina con mucha precisión el tono nostálgico de la historia privada con la narración sugestiva. Lo siguiente puede pasar por la sinopsis del libro (tomado de la reseña escrita por Valkiria Wey a propósito de la novela):

Una mujer sola, profesora de filosofía, en una casa ocupada por sobrinos y empleados, se prepara para un reencuentro con sus amigos de la época de la insurgencia contra el régimen militar. Igual que en la escritura, una cosa lleva a otra. Al hacerle espacio al amigo que viene de fuera, se pone a limpiar papeles, diarios, otros escritos que la exponen a las magras sobras de su vida anterior. Ana, la narradora, se reconoce llena de limitaciones y abandonos, incapaz de integrar a Diana su alter-ego no intelectual y vital.

Ana, en la escritura que le da vida, comienza a recorrer las difíciles estaciones del amor, que son del amor y de la amistad. Se enfrenta al deterioro de la ciudad, a la presencia constante de la muerte que, como la pistola, aparece y desaparece en el relato Se enfrenta también, a la imposibilidad de darle a su amigo Norberto, ahora Berta, un lugar en su casa. Mientras tanto llegan amigos de Río y São Paulo para la prometida reunión del año 2000. Las estaciones no terminan. Ana en este camino de expiación es traicionada por un sobrino y un empleado y puesta en riesgo de muerte. Berta muere asesinada. Ana quema sus libros y papeles como quien quema las naves inútiles de su travesía e intenta el suicidio. Con la convalecencia viene la quinta estación del amor, una estación simple y armoniosa. Simbólicamente librada de sus memorias, de sus escritos sobre Platón, casi sin pensamientos, incorpora a Diana, se atreve a iniciar una nueva vida fuera de los moldes de su anterior vida intelectual, que disuelve poco a poco, el acto de narrar.

En la novela de Almino, pródiga en personajes y acontecimientos ocurridos linealmente, es evidente un empleo efectivo de la primera persona que discurre a veces obsesivamente en torno a los acontecimientos que rodean a Ana, el personaje principal de la novela.

João Almino, Las cinco estaciones del amor, México, Editorial Alfaguara, 203 pp.

He aquí algunos de las elaboraciones narrativas encontradas en esta obra.

Descripciones.

Todo Brasilia se expone a la vista de lo inmediato. En los cielos limpios y en la luz generosa, los ojos alcanzan lejos no solamente el horizonte, también el límite entre la ciudad y el campo. Trazados previsibles, curvas esperadas. Sin embargo, por detrás de esta luz desmesurada y de la evidencia de lo que está delineado, persiste un misterio…

Reflexiones del narrador en primera persona.

…cada rostro revela su trayectoria y la proyecta hacia el futuro…

…Se suicidó por exceso de vitalidad. No estaba a la altura de las ilusiones que se hizo.

A veces es mejor tener el coraje de recomenzar, de tirarlo todo. Hasta los amores.

…el amor es, de hecho, una locura breve y el casamiento una tontería larga.

…no sólo es el amor lo que no alcanza a prolongarse artificialmente; es cualquier sentimiento.

Ninguna realidad es inmutable, todas las ideas pueden renacer, los hombres pueden aspirar a mejores formas de vivir, incluso cuando peores van surgiendo, el mundo cambia instantáneamente para mejor y para peor al mismo tiempo.

No amamos por deber ni decisión. El deseo vagabundea sin sentido. Una pasión no se pide ni se conquista. Amamos lo que viene por casualidad

Toda mujer es fácil o difícil, dependiendo de la situación y de para quién. El hombre siempre es fácil.

La vida es una incesante búsqueda siempre a la mitad.

…lo importantes es hacer lo correcto, en la medida justa y con el alma limpia. Se tiene que dar tiempo al tiempo. Dejar espacio para que el sentimiento crezca y madure, no importa que allá afuera esté ocurriendo un torbellino de cosas.

…la casualidad es Dios y el Diablo juntos.

katastrophé, como decían los griegos, pirueta, trastorno, ruina.

Nada resuelven las previsiones sobre decadencia o progreso. Lo imprevisible es posible y salta, oscilante y tortuoso, de camino en camino, dejando sus marcas sobre los rumbos de la historia humana.

Todo puede ser afirmado en la eternidad de un instante, cuando recompongo el todo de una determinada manera. Todo, el todo. Que se analice el instante por el ángulo que es todos al mismo tiempo, para distinguir su forma clara y cristalina.

El amor es una alegría serena y compartida.

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Acerca del autor

Francisco Payró
Macultepec, Tabasco (1975). Economista y escritor. Autor de "Bajo el signo del relámpago" (poesía), "Todo está escrito en otra parte" (poesía) y "Con daños y prejuicios" (relatos). Ha publicado poesía, ensayo y cuento en diferentes medios y suplementos culturales de circulación estatal y nacional.

About Francisco Payró

Macultepec, Tabasco (1975). Economista y escritor. Autor de "Bajo el signo del relámpago" (poesía), "Todo está escrito en otra parte" (poesía) y "Con daños y prejuicios" (relatos). Ha publicado poesía, ensayo y cuento en diferentes medios y suplementos culturales de circulación estatal y nacional.